El diseño arquitectónico de las edificaciones juega un papel crucial respecto al funcionamiento energético de los espacios. El confort térmico de un recinto se relaciona directamente con la forma y la envolvente térmica de una edificación, además de los equipos de climatización.
Les sugiero revisar también nuestro artículo sobre La Carta Solar como Aliada en Proyectos Bioclimáticos en este enlace: www.meizner.cl/post/la-carta-solar-como-aliada-en-proyectos-bioclimaticos
En este articulo queremos contarte cómo el diseño arquitectónico influye directamente en la distribución y conservación del calor, pensando a nivel general y particularmente en el diseño de viviendas en el sur de Chile.
Forma
La forma del edificio es el punto de partida para lograr una distribución eficiente del calor. Una forma uniforme y compacta minimiza las pérdidas de calor al reducir la superficie expuesta al exterior. Por el contrario, una forma extendida puede ofrecer una distribución o zonificación interesante, pero tiene una mayor superficie expuesta, por lo que las pérdidas de calor pueden ser mayores. Ahora bien, la gran ventaja de las edificaciones extendidas es que suelen aprovechar mejor la luz solar y su distribución en todos los recintos, orientando la mayoría de sus espacios hacia la orientación más favorable.
Si el sistema de calefacción es un sistema centralizado o si se trata de equipos aislados, es posible percibir de manera distinta la distribución del calor en una edificación con forma compacta y en una edificación extendida. Por ejemplo, los equipos aislados (como las estufas tradicionales del sur de Chile) tienden a funcionar mejor en una forma compacta y uniforme (como un rectángulo); mientras que los sistemas de calefacción central no suelen tener grandes problemas en llevar el calor a cada recinto, si se trata de una forma extendida (como una “L” o “T”.
Además, la altura interior, la integración de los espacios y las divisiones de los mismos, también influyen en la distribución del calor. Sin embargo, la forma óptima para distribuir el calor sería compacta y sin divisiones interiores, cosa que puede funcionar bien en un pequeño refugio, pero no suele ser práctico en proyectos de mayor superficie, especialmente si queremos aprovechar la luz o vivir en un espacio amplio con alturas superiores a las comerciales o convencionales (2,4m). En nuestra experiencia, muchas familias suelen preferir viviendas extendidas, con zonificaciones interiores que prioricen la luz natural.
Envolvente
El diseño de la envolvente térmica de los edificios se refiere al “sandwich” de materiales que componen los pisos, muros y techumbres de la vivienda, es decir, los elementos que separan -o protegen- el interior del exterior.
Una envolvente térmica de alto desempeño es esencial para conservar el calor en el interior de la vivienda. El aislamiento térmico reduce las pérdidas de calor por conductividad y conserva mejor el calor en el interior. Además, la posición y elección del aislamiento térmico correcto es crucial para evitar puentes térmicos (elementos no aislados que transfieren calor hacia el exterior, como suele suceder con la estructura portante).
Además del aislamiento, las ventanas desempeñan un papel clave en la conservación del calor. La correcta elección de ventanas y sus distintas opciones de cristales y marcos puede producir un gran ahorro en la utilización de artefactos de calefacción, es decir, que lleguen más rápido a la temperatura deseada y que además, el calor producido se conserve por más tiempo.
Los cristales de baja emisividad (low-e) o la utilización de gas argón en la configuración de cristales de doble vidriado, mejoran considerablemente el desempeño de las ventanas.
En resumen, el diseño arquitectónico desempeña un papel fundamental en la distribución y conservación del calor en el interior de la vivienda. Desde la forma del edificio hasta la calidad de la envolvente térmica, cada elemento arquitectónico contribuye a crear espacios habitables que sean confortables, sostenibles y energéticamente eficientes.